Calma. Muchísima calma. Una pequeña villa creada en 1935 por 4 alemanes, y ahora pequeña parada de mochileros en ruta austral.
Sencilla y muy auténtica. Muy relajante.
Único punto donde la carretera bordea el mar. Parada obligatoria hasta que ésta se masifique.
Hablando con la gente de la zona, se ven los últimos cambios en las costumbres pesqueras, que se dejan poco a poco, pasando a la hostelería turística, debido a la sobreexplotación de los caladeros de la zona (merluza, sobre todo), agotados ya, y que hace emigrar a todos los jóvenes y adultos del pueblo, y aguantar en él, a los que puedan aprovechar el crecimiento turístico.
El humano como integrante de un ecosistema, que al modificarlo, se cambia a sí mismo como nueva parte de él.
Humilde, muy humilde el Hospedaje Las Rosas.
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