22 abril 2011

PUERTO CISNE

Sigue la Carretera Austral. Sigue el dedo, uno tras otro. Cada conductor más personaje que el anterior.
El señor Olavarría, de 78 años, en camión desde los 15, conociendo cada curva, cada piedra, cada monte y arroyo, cada persona y sus historia, levantando cada vez que ve a un mochilero. El mejor, el más grande.
Trabajadores varios, campesinos, mineros (paramos cerca de la única mina de extracción de cielo abierto de zinc en Chile, enorme, de capital extranjero, privatizada, secuestrada, expoliada).
Un gerente salmonicultor (criaderos de truchas y salmones, introducidos en la zona para beneficios y perjudicando totalmente el ecosistema) me cuenta, sin ninguna dilación, el sistema de producción de filetes de salmón en cadena, sin fin, exponencial, como si fuera la cadena de montaje de una fábrica, acabando en el plato.
50.000 individuos desagallados al día, asesinados, durante 365 días al año (a veces 2 turnos por día), por cada factoría, por cada ciudad. Muchas ciudades, muchas factorías. No hago la cuenta (Chile es el mayor exportador de mundo junto a Noruega, que a su vez, tiene la mitad del capital de las empresas chilenas).
También hay esperas, frío, lluvia. Momentos de desesperación, sed, hambre. El mate es el auténtico compañero del autoestopista.



Puerto Cisne





Parque Nacional Queulat


Ventisquero colgante

Por el camino la Reserva Nacional Río Simpson, Villa Mañiguales, Reserva Nacional Lago Torres, Villa Amengual y Puerto Cisnes.
Precioso. Pureza absoluta.
Dormimos en un cobertizo, tras el amabilísimo ofrecimiento de una pareja de Puerto Cisnes.
Nuevo amanecer. Sigue la carretera. Parque Nacional Queulat. Ventisquero colgante. Bosques lluviosos.
Llegada a Puyuhuapi a última hora de la noche, en último instante, en la nada, bajo la lluvia, la última oportunidad, el último camión. Pasamos un río en ferry, por obras en la carretera, montados en el camión, con las mochilas mojadas, bebiendo vino, derramando el vino. El conductor borracho, el copiloto hablando con su esposa por el cargador del móvil, el camión de lado a lado, saltando baches, saltando nosotros.
Pero llegando, siempre llegando. Otro gran viaje de risas.

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