03 enero 2012

DEL RUGIR DE LA TIERRA Y OTROS ASUNTOS DEL MOMENTO...




Los delincuentes modernos
Están autorizados para concurrir diariamente
a parques y jardines.
Provistos de poderosos anteojos y de relojes de bolsillo
Entran a saco en los kioskos favorecidos por la muerte
E instalan sus laboratorios entre los rosales en flor.
Desde allí controlan a fotógrafos y mendigos que deambulan por los alrededores
Procurando levantar un pequeño templo a la miseria
Y si se presenta la oportunidad llegan a poseer a un lustrabotas melancólico.
La policía atemorizada huye de estos monstruos
En dirección del centro de la ciudad
En donde estallan los grandes incendios de fines de año
Y un valiente encapuchado pone manos arriba a dos madres de la caridad.

Los vicios del mundo moderno:
El automóvil y el cine sonoro,
Las discriminaciones raciales,
El exterminio de los pieles rojas,
Los trucos de la alta banca,
La catástrofe de los ancianos,
El comercio clandestino de blancas realizado por sodomitas internacionales,
El auto-bombo y la gula
Las Pompas Fúnebres
Los amigos personales de su excelencia
La exaltación del folklore a categoría del espíritu,
El abuso de los estupefacientes y de la filosofía,
El reblandecimiento de los hombres favorecidos por la fortuna
El auto-erotismo y la crueldad sexual
La exaltación de lo onírico y del subconsciente en desmedro del sentido común.
La confianza exagerada en sueros y vacunas,
El endiosamiento del falo,
La política internacional de piernas abiertas patrocinada por la prensa reaccionaria,
El afán desmedido de poder y de lucro,
La carrera del oro,
La fatídica danza de los dólares,
La especulación y el aborto,
La destrucción de los ídolos.
El desarrollo excesivo de la dietética y de la psicología pedagógica,
El vicio del baile, del cigarrillo, de los juegos de azar,
Las gotas de sangre que suelen encontrarse entre las sábanas de los recién desposados,
La locura del mar,
La agorafobia y la claustrofobia,
La desintegración del átomo,
El humorismo sangriento de la teoría de la relatividad,
El delirio de retorno al vientre materno,
El culto de lo exótico,
Los accidentes aeronáuticos,
Las incineraciones, las purgas en masa, la retención de los pasaportes,
Todo esto porque sí,
Porque produce vértigo,
La interpretación de los sueños
Y la difusión de la radiomanía.

Como queda demostrado, el mundo moderno se compone de flores artificiales
Que se cultivan en unas campanas de vidrio parecidas a la muerte,
Está formado por estrellas de cine,
Y de sangrientos boxeadores que pelean a la luz de la luna,
Se compone de hombres ruiseñores que controlan la vida económica de los países
Mediante algunos mecanismos fáciles de explicar;
Ellos visten generalmente de negro como los precursores del otoño
Y se alimentan de raíces y de hierbas silvestres.
Entretanto los sabios, comidos por las ratas,
Se pudren en los sótanos de las catedrales,
Y las almas nobles son perseguidas implacablemente por la policía.

El mundo moderno es una gran cloaca:
Los restoranes de lujo están atestados de cadáveres digestivos
Y de pájaros que vuelan peligrosamente a escasa altura.
Esto no es todo: Los hospitales están llenos de impostores,
Sin mencionar a los herederos del espíritu que establecen sus colonias en el ano de los
recién operados.
Los industriales modernos sufren a veces el efecto de la atmósfera envenenada,
Junto a las máquinas de tejer suelen caer enfermos del espantoso mal del sueño
Que los transforma a la larga en unas especies de ángeles.
Niegan la existencia del mundo físico
Y se vanaglorian de ser unos pobres hijos del sepulcro.
Sin embargo, el mundo ha sido siempre así.
La verdad, como la belleza, no se crea ni se pierde
Y la poesía reside en las cosas o es simplemente un espejismo del espíritu.
Reconozco que un terremoto bien concebido
Puede acabar en algunos segundos con una ciudad rica en tradiciones
Y que un minucioso bombardeo aéreo
Derribe árboles, caballos, tronos, música.
Pero qué importa todo esto
Si mientras la bailarina más grande del mundo
Muere pobre y abandonada en una pequeña aldea del sur de Francia
La primavera devuelve al hombre una parte de las flores desaparecidas.

Tratemos de ser felices, recomiendo yo, chupando la miserable costilla humana.
Extraigamos de ella el líquido renovador,
Cada cual de acuerdo con sus inclinaciones personales.
¡Aferrémonos a esta piltrafa divina!
Jadeantes y tremebundos
Chupemos estos labios que nos enloquecen;
La suerte está echada.
Aspiremos este perfume enervador y destructor
Y vivamos un día más la vida de los elegidos:
De sus axilas extrae el hombre la cera necesaria para forjar el rostro de sus ídolos.
Y del sexo de la mujer la paja y el barro de sus templos.
Por todo lo cual
Cultivo un piojo en mi corbata
Y sonrío a los imbéciles que bajan de los árboles.

Los vicios del mundo moderno- De poemas y antipoemas, Nicanor Parra.

http://www.nicanorparra.uchile.cl/


Intenso de nuevo el sur. Un lugar increíble en toda su plenitud.
Decidimos hacer una última escapada a estos territorios antes de la partida final de Santiago.
Y, que mejor está, que empezar por un poco de naturaleza. El lugar elegido fue el Parque Nacional de las Siete Tazas.
En esta época del año, llegar se complica un poco. La primera parte es fácil, hay que tomar un bus hasta Molina (pequeñito pero con encanto, ese encanto de las cosas pequeñas). Ahí, en teoría, se toma otro bus hasta la entrada del parque, pero en esta época del año, que aún no es temporada alta, sólo hay una, y claro hay que esperarla.
Luego se sube por un espectáculo de matices de bosque cerrado verde, con pequeños pueblecitos a los lados, que hacen de éste un paisaje único. Sobre todo si te has acostumbrado a ese smog que domina la visión del horizonte natural de Santiago, y que horizonte más grande que son los Andes.
Cuando llegamos arriba, ahora ya ando en compañía, justo después de pasar Radal, que es donde para el microbus, nos dimos cuenta que no ibamos a llegar al camping de Parque Inglés que estaba a 11 kms., antes del anochecer. Y, ahora, ya no apuro tanto como lo hacía antes.
Pero, bueno, siempre hay que intentarlo, piensas en positivo y ahí está, aparece una camioneta que te facilita la lucha contra la presión del tiempo.
Arriba hay tres campings de pago, pero existe uno gratis.
Gratis, porque es la vergüenza de la naturaleza. Es un camping abandonado, que ahora está lleno de montañas de mierda y basura, en constante crecimiento. Y, está al lado de la sede de la Conaf, gestora de los Parques Nacionales en Chile, que hablaban de la situación con la normalidad del que se tira un pedo. Pero como nadie habla de estas cosas, ahí sigue lleno de mierda.



Nosotros aprovechamos para armar la tienda y pasar la noche ahí. Un poco de alta cocina con cocinilla de gas y dejarse hipnotizar por el silencio del parque.

Al día siguiente, tras un breve, por la congelación sanguínea, baño en el río glaciar de la zona, nos volvimos a encontrar con la camioneta que nos subió y que nos acompañó a ver las otras vistas de este parque.
A saber, el Velo de la Novia, salto de 50 metros de altura, y las Siete Tazas, que da nombre al parque, que son unas pozas naturales excavadas a la perfección de su redondez, en basalto volcánico, y que siguen en unos saltos, una tras otra, dando la impresión de un perfecto mecanismo de relojería.
Esa noche, tras tomar unas cervecitas, acampamos clandestinamente en el borde del río a esperar la vuelta a Molina, intentando dormir mientras los adolescentes se montaban la fiesta a pocos metros.

Velo de la Novia

7 Tazas


Molina-Talca (poco que ver)-Pucón.
Otro retorno. Vuelta a asombrarme con el Volcán Villarrica. Vuelta a asombrarme con el Parque Nacional Huerquehue.
Esta vez volvía a entrar como chileno, gracias a la buena onda del guardaparque.
Pero, un pequeño cambio se veía en el parque al cambio de las estaciones.
La antes rojiza percepción de los bosques, por el efecto del otoño en la lenga, hacía que ahora fuese todo verde, por el efecto de la primavera en la misma. Pero es igual de precioso. Las araucarias siguen dominando, como si el recuerdo de tu paso, las hiciera fortalecerse más.
Me quedaría hablando con ellas pero la prisa de otra renovación del visado nos apremiaba.

Más verde


Nido del águila





Esta vez el paso elegido fue el Mamuil Mahal, impresionante al pasar por el Parque Nacional Villarrica, y acabar el Parque Nacional Lanín, ya en Argentina. Aquí el que domina el horizonte es el volcán Lanín (3.776 metros), seguido de lejos, pero a otra manera por los bosques de araucarias.

Zorro

Volcán Lanín

Pero a la empatía por la naturaleza le sigue la rabia contra el ser humano.
Por que en la frontera un paco culiao nos amenazó de la expulsión del país, si volvíamos a entrar a renovar visa. O lo que viene a ser lo mismo, nos informo de que no se puede salir y entrar de Chile a Argentina para renovar visa, como hace todo el mundo, porque resulta que es ilegal, aunque se asuma culturalmente. Lo que presuntamente hay que hacer es pagar y ampliar la visa.
Ante nuestra sorpresa le comentamos que era la última vez, pero nos dijo que a la entrada a Chile, nos acortaría la visa a 15 días. El muy bastardo. Al final no fue un problema, nos reímos de su cara y cambiamos el paso de entrada. Por cierto hay un zorro que vive comiendo lo que se le cae a la gente, que espera a pasar la frontera, y lleva ahí unos años. Pero se le llama zorro por algo, así que si no le das la comida, que andas comiendo, te muerde para que la sueltes, jajaja, que campeón.

Tras dejar en el horizonte al Lanín, las araucarias, lagos y Junín de los Andes, llegamos a San Martín de los Andes. Es una ciudad superturista, que vive del alquiler de las cabañas que se continúan por sus escasas 10 calles. El resto son tiendas en edificios de madera, que la convierten en el pequeño Bariloche, sólo en su parte turística, aquí solo hay una clase, y es la de plata.
Lo mejor para ver, sin pagar los barquitos que cruzan el lago, es subir al mirador de Las Bandurrias. Para llegar hay que cruzar una comunidad mapuche. En Argentina, los mapuches no llevan tan fuerte la lucha social como en Chile. Parece que han asumido su aculturación y están tan tranquilos en los pequeños poblados. Se nota esa diferencia.





De aquí, marchamos a intentar cruzar el paso de Cardenal Samoré. Digo intentar, porque en este paso hay una situación, que hace dudar si se podrá cruzar o no. Se llama volcán Puyehue.

http://www.taringa.net/posts/imagenes/11119017/_Megapost_-Erupcion-del-volcan-Puyehue_.html

Entró en erupción en Junio de este año y creó el caos con sus rugidos, en Argentina, que es a donde llegaban sus cenizas. Tanto que canceló la temporada alta de esquí en Bariloche, lo siento, pero que se jodan todo lo cuicos que iban para allá a derrochar su inmensa plata. Además de la de verano, porque el turismo ha hecho que bajen los precios de los hoteles a precio de hostel.

Volcán Puyehue

Lago Puyehue

7 lagos

Villa La Angostura


Parque Nacional Puyehue




Pero donde dejó la cagá (chilenismo) es en Villa la Angostura. Apareciendo hace pocos años, como otro atractivo turístico de la zona, creció en todos los sectores del turismo. Éstos han sido anulados por las cenizas, que en su mayoría cayeron aquí. Aunque las limpiaran, al seguir el volcán en activo, les regalaba otras pocas más. A tal punto llegó la situación de desesperación, que toda la población está dejando la ciudad ( las mudanzas tienen una lista de espera de 2 meses). Y hacen bien, porque el Puyehue sigue soltando su magia, ya sin erupciones. Hay un lago, que lo puedes andar sobre sus aguas compactadas de cenizas volcánicas.

Ese día el paso estaba abierto y pudimos cruzarlo, sin problemas, ni de cenizas, ni de amenazas de pacos, ya que se tiró un farol y seguimos con nuestros 3 meses de visado como de costumbre (aunque sea el último).
Las vistas son más difíciles de narrarlas. Imaginaos un parque nacional que cambia su color verde por gris, pero dejando tanta ceniza que pareciera un pequeño desierto de tonos grisáceos. Y, en el fondo, observando, advirtiendo, la grandes humaredas del cráter del Puyehue. Realmente, impresionante. Un espectáculo, que no se ve todos los días, en mi caso creo, que en muchísimos años. Y no puedes apartar la vista, mientras se suceden bosques, montes, cerros, lagos. Y en lo absorto de la situación otros dos volcanes, el Osorno y en Puntiagudo. Aaaaaaaaaaaa, creo que saltó alguna lágrima.

Tras unos instantes en Osorno, dónde cruzan todas las rutas pero nadie se queda, nos dirigimos hacia Valdivia.
Una de las principales ciudades universitarias, pero sin la fiesta que caracterizaría a éstas. Rodeada de dos ríos que dan forman a la Isla Teja, donde se sitúa la Kunstmann. Posiblemente una de las mejores cervezas de Suramérica, y para mí la mejor de Chile. Una degustación de sus diferentes variedades, y un litrito de la mejor, subjetívamente hablando, te deja contento para luego dirigirte a ver el pequeño pueblo de Niebla, con uno de los fuertes que controlaban el Pacífico, por los tiempos del Virreinato de Perú.

Calles de Valdivia


Cervecitas

Fuerte de Niebla

Muelle de Valdivia

En el muelle de Valdivia, más turístico que pesquero, situado en la costanera, se puede observar la domesticación de los leones marinos, que aquí se alimentan de lo que los pescadores les arrojan. Verlos tan de cerca y tan tranquilos, te hace idea de lo que puede provocar el antropocentrismo dominador humano.


Tras observar la ciudad, su catedral, algún torreón español, sus casas de estilo alemán de la posterior colonización germana, decidimos continuar hacia el sur.

La llegada de nuevo a Chiloé, me hizo recordar mi anterior paso por la ciudad de Castro, y fuimos a visitar a la familia con la que estuve echándome unas risas durante unos días, a la vez que comprendí mejor la idiosincrasia de los chilotes.
Para mi tristeza, la abuela había sufrido una semana atrás una trombosis y estaba en estado casi vegetativo en la cama, donde no pudo reconocerme.
La realidad se hace tan fuerte, que comprendes que estando de viaje, siempre vas dejando vidas que momentáneamente están cerca de la tuya, pero que luego siguen su curso natural, en casos como éste tan fuerte como la vida misma. Parece un mundo con una realidad permanentemente evolutiva, que tiene sus paralelismos en la constancia de otra normalidad.

Esta vez en Castro, se celebraba el Teletón.
Es una colecta nacional de dinero para mantener escuelas de niñxs con deficiencias psíquicas y físicas, y que gestiona la organización que lleva el mismo nombre.
Hasta aquí estaría todo bien, si no fuera por la dudosa recepción de la plata de los ciudadanos chilenos y circunstanciales turistas, que en un país como Chile, no creo que llegue a su destino. Más si ves como se publicita masívamente, en una sensacionalista campaña publicitaria nacional, que utiliza en sus anuncios el sentimiento de culpa hacia esos niños, convertidos en un medio de producción de capital. Los ciudadanos aportan el 70% mientras que las empresas sólo el otro 30%, que amortizan por la publicidad que se hace de ellas mismas. La gente a la que preguntas al respecto duda, pero cree que si nadie diera nada de dinero se cerrarían esos centros, con lo que si aparece una duda es que fácilmente hay una realidad clara. Y mejor manipular esa duda para que año tras año, porque coincide con la cercanía de las fechas navideñas, se consiga más dinero que el anterior, para aprovechar ya de paso, crear un poquito más de sentimiento nacionalista, sobre todo en el momento de movilización ciudadana antigubernamental y anticapitalista que vive el país.

Tras visitar las playas del oeste de la isla, donde nos encontramos con un pudú (familia de los ciervos y muy difícil de ver), nos acercamos a Ancud, desde donde seguimos a dedo hasta Calbuco. La gran hospitalidad de una amiga en su casa durante unos días, nos permitió observar la tranquilidad de este pueblecito de pescadores.


Playas Ancud

Pudú

Puñihuil

Calbuco y el volcán Osorno


Y, para finalizar nuestra visita por el sur, acabamos visitando a lxs amigxs de Temuco, como no, de fiesta.

Monumento a la Araucanía, Temuco

Temuco desde Cerro Niñol

A nuestra llegada a Santiago, preparamos las últimas fiestas de despedida, que coincidiendo con el Día de los Derechos Humanos y Animales No Humanos, contaron con comida vegana, música y alguna que otra lágrima.
Se cerraba un intenso sentir por lo vivido en esta ciudad durante estos meses, por todas esas experiencias y gente conocidas y para siempre interiorizadas.

Y como broche final, recordar la historia un poco, para que lo que ocurrió no se repita de nuevo, en el macabro círculo de repetición sinfín que es la vida, y que en Chile fue la dictadura, con sus asesinatos y torturas. Para ello lo mejor es visitar el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.

Londres 38, centro de torturas




Masacre de los Selk´nam



Somos cinco mil aquí
en esta pequeña parte la ciudad.
Somos cinco mil.
¿Cuántos somos en total
en las ciudades y en todo el país?
Sólo aquí,
diez mil manos que siembran
y hacen andar las fábricas.
Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura.

Seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.
Uno muerto, un golpeado como jamás creí
se podría golpear a un ser humano.
Los otros cuatro quisieron quitarse
todos los temores,
uno saltando al vacío,
otro golpeándose la cabeza contra un muro
pero todos con la mirada fija en la muerte.
¡Qué espanto produce el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con precisión artera
sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es un acto de heroísmo.
¿Es este el mundo que creaste, Dios mío?
¿Para esto tus siete días de asombro y de trabajo?
En estas cuatro murallas sólo existe un número
que no progresa.
Que lentamente querrá más la muerte.

Pero de pronto me golpea la consciencia
y veo esta marea sin latido
y veo el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona
llena de dulzura.
¿Y México, Cuba y el mundo?
¡Qué griten esta ignominia!
Somos diez mil manos
menos que no producen.
¿Cuántos somos en toda la patria?
La sangre del compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas.
Así golpeará nuestro puño nuevamente.

Canto, qué mal me sabes
cuando tengo que cantar espanto.
Espanto como el que vivo
como el que muero, espanto.
De verme entre tantos y tantos
momentos de infinito
en que el silencio y el grito
son las metas de este canto.
Lo que veo nunca vi.
Lo que he sentido y lo que siento
harán brotar el momento...

Poema escrito por Víctor Jara en el Estadio Chile en Septiembre de 1973. Entregado a sus compañeros para que fuera sacado del Estadio.

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