Una vez que te paseas por la Plaza Rivadavia, centro de la ciudad, y te acercas a unos miradores en la parte norte, no queda más que intentar visitar el puerto.
En Bahía Blanca se une la desembocadura de una ría y el Océano, pero no deja playa, y en la ría nadie se baña de lo contaminada que está.
Esto forma un ecosistema curioso que me acerqué a ver.
No sé en qué momento interprete mal el plano, pero el puerto está tan lejos que pasa a ser otro pueblo distinto, llamado Ingeniero White.
Tras andar y andar, tuve que tomar un autobús que me acercara (si te haces el loco y dices que no tienes tarjeta de bus ya que no sabías que la necesitabas, te dejan pasar).
Me bajé en la entrada del puerto, justo enfrente de un bar muy encantador, la sed apretaba.
En el bar La Piraña no tienen cervezas pequeñas, así que sin darte cuenta te plantan un litro y toca hablar con la gente hasta que baje (en este momento todo el bar espera a que digas algo).
Así me entero que el puerto de Ingeniero White está privatizado desde la época de Ménem, que los trabajadores tienen controlado el acceso al puerto, que los residuos tóxicos de las diferentes fábricas y en sus diferentes procesos de producción son vertidos a la ría dejándola como uno de los puntos más contaminados de Argentina, que es el punto de carga de soja transgénica (mayor plantación de soja en uno de los mayores exportadores del mundo), recogida y transportada por Cargill (mayor multinacional corporativa de EE.UU.), que nadie puede hablar, la policia (ya de por sí corrupta) protege, los líderes sindicales se enriquecen por callar, y además ondea la banderita yanki.
Regalan barquitos a los pescadores de la ría para normalizar la situación y mantienen las arcas de los señores que conforman el consorcio de gestión del puerto.
Se acaba el litro, el ambiente está animado, y está gente gozando contando la movida, yo también, pero hay que entrar al puerto. Cojo la mochila. Allá vamos.
Entrada al puerto |
Barquitos pesqueros |
Cargill, zona de procesado y transporte de soja |
Ironía |
Me miran raro, no creo que estén acostumbrados a que pasee alguien por allí con una mochilita.
Me miran más atentos aún cuando saco la cámara de fotos.
Pero mi cara de "guiri" despistado les convence. Entro.
Ágil, que se diga ágil, no voy con mi bulto en la espalda, por eso no llego a ver nada comprometido. Pero dejo alguna foto como reporte informativo de la situación.
Hay bastante gente con planos y cascos. Coches. Obreros. Movimiento. Me vuelvo a la ciudad.
En la estación de trenes me dicen que ninguno baja hacia la Patagonia, así que tomaré un bus hacia Puerto Madryn.
Esse Edu, eres un crack... Ten cuidado, no te vayan a detener por espionaje, jaja!!! Saluda a los pingüinos de Punta Tombo de mi parte!!!(Creo qeu no es época de ballenas en Puerto Madryn). Besos!!.
ResponderEliminarMenudo colorcillo tiene el agua... Apuesto a que metes la colilla y una de dos, o se te cae o ya puedes hacer la competencia a Nacho Vidal! :P
ResponderEliminarEdu, te tienes que sacar un autoretrato con la mochila a la espalda para ver que pintas llevas
ResponderEliminarUn Saludo